DINOS CON QUE SUEÑAS Y TE DIREMOS COMO ESTÁS…
¿Qué diferencia hay entre los que desean que les toque el gordo de la lotería y que les toque el pellizquito que necesitan para quitarse de deudas y ayudar a los suyos?. ¿Entre los que aspiran a ganar para vivir tranquilos pudiendo pagar todas sus cosas y los que, en igualdad de condiciones, piden para, además, poder viajar, comprar, hacer….
¿Qué diferencia hay entre quienes no se atreven a planificar unas vacaciones, por lo que pueda pasar y los que sueñan con viajar a sitios exóticos y sin pensar en cuánto es razonable gastar en ese plan?.
¿Qué diferencia hay entre quienes se duermen soñando con una playa exótica y los que lo hacen con todo lo que les queda pendiente para el día o el mes siguiente?.
Ante estas preguntas muchos pensarán en la responsabilidad, la prudencia, la coherencia…. Y todo eso estaría muy bien, si estuviésemos hablando de nuestra forma de enfrentar la realidad, nuestro día a día cotidiano. Pero no, os preguntábamos por vuestros sueños, por vuestros deseos, por todo eso que os haría sentir felices (si es que eso existiese).
Con esta aclaración entonces, quizás nos empecemos a plantear algún caprichillo o escapadita, pero a los dos minutos… de nuevo… la maldita responsabilidad y pensamientos del tipo “deseo salud, porque sin salud…”, “que les vaya bien a mis hijos, que no les falte…”, “… que la empresa vaya bien, porque la estabilidad del sueldo es fundamental…”, etc… y cada uno con nuestra historia. Otras personas piensan directamente que los sueños son tonterías y que lo que hay que hacer es proceder y vivir con lo que se genera, siempre que tengamos todo lo demás controlado. Y no está mal, pero al final… miedo al «no poder» y necesidad de controlar la situación para sentirnos seguros.
Y esto es porque a muchos el miedo les ha secuestrado la capacidad de soñar. Y si no soñamos… que pasa con las ilusiones?. Y sin ilusiones… para que me levanto cada mañana?… y es en este punto es donde se diferencian los unos de los otros.
Y es así. La ilusión o mejor aun, las ilusiones son el color de nuestros días. Son la gasolina que nos ayuda a enfrentar las responsabilidades y obligaciones de nuestra vida cotidiana y proteger nuestro estado anímico. Y por supuesto, dan sentido a nuestro autocuidado, porque hay que estar en forma para disfrutar de nuestros planes e ilusiones. También son el motivo por el que diseñamos planes y estrategias para conseguir esos sueños y de ese modo, poder refugiarnos “en lo que será”, cuando “lo que es” pesa demasiado.
Ahora es Navidad y parece que es la única época del año en la que la ilusión y los sueños son válidos y se pueden expresar, tengamos la edad o las responsabilidades que tengamos. Pero esto no debe ser así. La vida se vuelve muy gris si no nos ilusiona que llegue mañana (aunque sea Lunes) porque se que voy a ver a alguien o voy a poder hacer algo. Que llegue el Jueves, porque llega mi familia de fuera. O el fin de semana, porque podré escaparme a la playa… También me encanta mi hucha de vacaciones, guardo todas las monedas de 50 cms y a ver donde llego este verano. Deseo ver la cara de aquellos que quiero cuando abren regalos o consigo sorprenderlos. O cuando consigo que se ilusionen con mis sueños… En fín, luego me levanto muy tempranísimo y a trabajar… pero todo tiene mucho más sentido si ese esfuerzo me acerca a algunos de mis sueños o ilusiones.
Pero también es cierto que, cuando me ilusiono mucho pero no consigo casi nada, o por lo que sea se frustran nuestros sueños con demasiada facilidad, el dolor es bastante intenso. Y esto puede hacer que tomemos una actitud defensiva… si no me ilusiono, no me frustro y no me duele…
Normalmente, son muchos los problemas que nos llevan a este punto. El primero es concretar en el tiempo cuando deben cumplirse nuestros sueños… y eso no siempre estará en nuestra mano o en nuestra capacidad de trabajar por ellos. El segundo, sería considerar que nos merecemos conseguir nuestros sueños porque trabajamos mucho o porque somos buenos y se nos olvida que son ilusiones que contribuyen a darle sentido a nuestra vida, no tanto afirmaciones o imposiciones que le hacemos al futuro. Podríamos enumerar otros motivos, pero nunca abarcaríamos ni la gran variabilidad de sueños e ilusiones que podríamos llegar a crear, ni como los enfrentamos, ni como gestionamos las potenciales frustraciones… porque cada uno de nosotros lo enfrentamos de un modo diferente.
Lo que si es seguro que, sin necesidad de que refleje ningún tipo de enfermedad mental, aquellas personas incapaces de soñar o con dificultades para ilusionarse, son mucho más vulnerables a vivir en la desmotivación y el vacío. Aunque sólo pretendan evitar sentirse frustrados cuando se tuerce lo que proyectaron. Tenderán a guiarse en su vida desde la responsabilidad y el control, desde la rigidez. Sin beneficiarse de los colores que aporta pensar como estaré en esa playa desierta de aguas cristalinas o al conseguir llegar a ese pico que quiero subir o cuando me reencuentre con esa persona que me encanta o me pueda comprar lo que sea que me apetece…
Así que, quiero terminar este escrito deseando de corazón que todos disfrutéis de la capacidad de soñar, soñar mucho muchísimo. No un poco. No lo justo. Que soñéis muchísimo, con grandes riquezas, con grandes logros… y luego ya veremos que conseguimos. Que soñar y disfrutar pueden ser parecidos pero no son sinónimos…y el truco está en ¡¡soñar a lo grande y disfrutar mucho de lo que consigo!!. Y si te cuesta soñar, ilusionarte, planificar locuras… si necesitas la seguridad del control y de lo previsible, ¡¡podemos ayudarte!!. Porque recuerda que ¡¡Pedir Ayuda está Bien!!.
Texto de Nuria Blanco Piñero
PD: Y si no os escribo en un tiempo, será porque el próximo Miércoles 22 me habrá tocado el Gordo de la Loteria y antes de irme de viaje a un sitio secreto en el que espero desconectar de todo, habréis recibido una llamada de teléfono para invitaros a una comilona rica. Porque en mi sueño aparecéis todos vosotros muy sanos y felices disfrutando conmigo de un gran momento.
¡¡Feliz Navidad!!
NAVIDAD, ¿DULCE NAVIDAD?.
Aún no ha empezado la Navidad y estoy intentando ser disciplinada con los turrones y mantecados. Así que la duda que me asalta no la puedo justificar desde el subidón de azúcar, pero asumo que no es muy normal. ¿No os parece que nos están liando un follón importante con el temita de los elfos?. ¿Quienes lo son? y ¿quienes no?. El año pasado, todo el que se ilusionaba con la Navidad era un elfo, este año todos los niños son elfos… y bueno, me surge la pregunta… si no eres un elfo porque no te hace ilusión la Navidad o no eres un niño… ¿Qué eres?. ¿Qué papel juega la Navidad en tu vida?, ¿Cómo se vive la Navidad así?.
La mayoría de nosotros deseamos que lleguen las fiestas, las reuniones familiares, los regalos y demás eventos propios de estas fechas. Seas elfo o no… Pero a medida que se van acercando y se nos van “echando encima las fechas”, comienzan a aparecer los “uff”, “hay madre”, “a ver como acabamos este año” y los “veras tú”… que son aún más propios de estas fechas…
Parece que a medida que se acercan las fechas, somos menos los elfos y más los Pseudo- Grinch… y los niños… ¿qué os voy a contar?… tanto exceso de ilusión puede llegar a ser una bomba de relojería… Y tenemos que convivir con ellos pletóricos y nosotros con todo el estrés de la preparación de las fiestas… ¡qué diferencia de ritmos afectivos!. Entre los adultos solemos observar muchísima ambivalencia entre “los quisiera” y “los puedo/no puedo”. Las dudas sobre lo que es bueno y lo que no, para nosotros y para quienes nos rodean, suelen generarnos un estado de inquietud que nos dificulta disfrutar y mostrarnos equilibrados, en muchas ocasiones.
Cada Navidad tiene un sentido diferente, tiene sus matices… no vamos a redundar en los valores, ni en los significados, ni en todo lo que ya hemos venido comentando en escritos anteriores. Pero si que queremos compartir con vosotros algunos consejos para sobrevivir a las fiestas, sobre todo si hay niños de por medio:
*Define bien los objetivos de tu día… y sobre todo los que impliquen a terceros.
*Planifica bien el tiempo… y sobre todo si necesitas la colaboración de otros, deberás tener en cuenta sus organizaciones personales.
*Equilibra la obligación con el ocio. Define bien los tiempos. Si hay niños/adolescentes de por medio, estructura bien el tiempo para hacer deberes y obligaciones del que podrán disfrutar y divertirse (sobre todo si hay videoconsolas de por medio).
*Busca planes para hacer en familia, pero también para ti solo/a y/o con tu pareja. Y si podéis buscar planes para los niños en los que lo pasen bien y aprovechen el tiempo.
*No esperes conductas en tus familiares (y sobre todo en niños y adolescentes) que no se dan en otras épocas. Lo sentimos, ¡¡¡no es verdad que la Navidad estimule la necesidad de comunicarse y ser cariñosos en ellos!!!.
*Si ha habido alguna pérdida o hay alguna circunstancia particular que afecte al desarrollo de los festivos, debemos hablarlos con anterioridad. No esperemos a las fechas claves o a los momentos de mayor emotividad en los que puedan darse crisis emocionales, para enfrentarlos. Normalmente los niños y adolescentes no disponen de suficientes recursos para manejarlos y por tanto, pueden tender a evitarlos o a mostrar conductas desajustadas, mejor prepararlos con anterioridad.
*Al pasar más tiempo juntos, solemos tomar más conciencia de todo lo que no nos gusta o nuestros hijos no hacen adecuadamente. Aunque después del confinamiento deben quedar pocas sorpresas, pero podemos enfrentarlo mucho mejor. ¡¡Seleccionemos las batallas!!, no podemos estar todo el día riñéndoles. Y recordemos que siempre es mejor estructurarles el tiempo y facilitar que se porten bien y de este modo, que se ganen todas las cosas buenas que trae la Navidad. Es decir, si facilitamos que sean unos elfos controlados… los adultos evitaremos convertirnos en los genuinos Grinch!!!.
*En el caso de los adolescentes y muchos adultos, el desorden de horarios y los abusos con el consumo de alcohol y otras sustancias, pueden verse disparados. Seamos coherentes con las consecuencias que aplicamos a estas incidencias. Siempre es mejor prevenir que curar.
Si con todo esto no conseguimos que las vacaciones de Navidad dejen de provocarnos tantos “uff” o “madres mías” y empiecen a hacernos sentir la ilusión que debieran, quizás es el momento de buscar ayuda. En esta ocasión, no es sólo coger nuestras manos de psicólogas y psiquiatras para meterle mano a lo que sea que nos la esté robando. También podemos ayudarte con tus hijos, en nuestros campamentos o en nuestros grupos terapéuticos. Con las escuelas padres, si lo que consideras que necesitas es orientación y apoyo. O simplemente con el acompañamiento en la búsqueda de soluciones en los distintos problemas que podamos vivir… Pero lo que es seguro es que incluso en Navidad, si no podemos solos… no te olvides que “Pedir Ayuda No Está Mal”.
Texto de Nuria Blanco Piñero
¡¡REINVENTEMOS UNAS NUEVAS Y FELICES NAVIDADES!!
Ya está aquí el Puente de Diciembre y con él, el encendido de las luces de todos los pueblos y ciudades del país, del mundo. La puesta de los Belenes y las decoraciones navideñas de todas las casas. Familia que va, familias que vienen. De nuevo, volver a entrar en contacto con todas la emociones personales y familiares. Repasar nuestros logros, aprendizajes y fallos del año. Volver al estrés de las cenas, lo regalos, la ruptura de las rutinas cotidianas (de sueño, dieta y hábitos…) y que nos hacen sentir bien. En fin, no hemos olvidado el tradicional significado de las Navidades.
El año pasado tuvimos que ajustarnos y vivimos las “Fiestas con el Covid”, con teóricas restricciones de aforo, con miedo al contagio (sobre todo de nuestros mayores), muchas videoconferencias, llamadas de teléfono e intentar que los que no podían estar, estuviesen. Intentamos normalizarlo todo, echamos en falta a muchos, quizás a demasiados y quizás ya siempre les echemos de menos.
La pandemia nos paró de golpe la vida, no respetó nada ni a nadie, si quiera a la Navidad. Mensajes en todas partes sobre la importancia de los valores de la familia, la responsabilidad, el amor, la generosidad… Contactos que se acentuaban con la pandemia, pero que igualmente estimulaba la Navidad.
Y este año, llega de nuevo el Puente de Diciembre (porque al final siempre llega) y las calles se atestan de gente. Si observas desde fuera, al margen de las mascarillas (algunas mascarillas), parece que no ha pasado gran cosa…Intentamos volver a la Navidad de siempre… y parece que eso implica, que queremos “olvidar”.
Pero al equipo de eNBlanco no nos gustaría que esto ocurriese. No sólo todo lo que hemos perdido, sino lo que hemos ganado, que en ambos casos no ha sido poco. Queremos recordar el valor de los gestos de vecinos, amigos, conocidos que nos hicieron más fácil la vida, que nos suavizaron la soledad o el miedo propios de la pandemia. Queremos valorar todos los esfuerzos y sacrificios de ancianos, adultos, adolescentes y niños que quieren y han querido hacer más fácil y segura la vida de aquellos a los que quieren.
Ocuparnos de ponernos las mascarillas, de mantener la higiene, de respetar las distancias de seguridad, los confinamientos y todo lo que haga falta para que disfrutemos de las Navidades, de todo lo bueno que nos traen. Y, por supuesto, podamos estar también el año que viene leyendo la infinidad de mensajes bonitos y positivos que estimularán de nuevo, estas fechas.
Pero también queremos recordar a todos aquellos/as que por un motivo u otro pasarán estas fiestas solos, los que sienten que la pandemia o sus consecuencias les incapacitan para disfrutar y entrar en contacto con todas las emociones positivas y entrañables que mueven estas fechas. Si consideras que hay una parte de ti que ha cambiado tanto que ya no se identifica con los mensajes de amor y familia de siempre… quizás ha llegado el momento de buscar la ayuda que nos haga falta para poder reinventarnos la Navidad… y la vida.
Una Navidad y una vida, construida desde el Yo quiero, porque no dudaríamos de que Puedo. Llena de ilusiones y motivos que le den sentido a nuestros días y a cada fecha. Sentida desde la libertad y la plenitud, sin miedo aunque con la prudencia que nos da el ser conscientes. Buscando siempre la compañía de aquellos que queremos, no porque sintamos la necesidad, sino porque simplemente todo es mejor con ellos cerca. Siendo agradecidos por todo lo que la vida nos da y compasivos con nosotros mismos, cuando nos toque que nos quite.
Cada día tenemos la oportunidad de inventar el inicio de una vida que sintamos que tiene sentido y que nos lleva a dar cada día lo mejor de nosotros, un poquito más. Siempre madurando y creciendo, desde la humildad y la conciencia de que, en muchas ocasiones, solos no podremos o sabremos. En esas circunstancias recordar siempre que ¡¡Pedir Ayuda Está Bien!!. Y que, desde nuestro equipo, no sólo queremos desearos unas Muy Felices y Seguras Navidades, sino que si lo consideráis, estaremos aquí para tenderos nuestra mano y ofreceros esa ayuda que podáis necesitar.
No quisiéramos terminar este escrito sin mandar un millón de besos al cielo. Por todos los que nos han dejado en este año. Tanto por los que se fueron cuando no les correspondía como por los que, por fin, pudieron descansar. Del mismo modo, que queremos hacerles llegar a sus familiares nuestro abrazo y acompañamiento.
Texto de Nuria Blanco Piñero.